SEAT 600

SEAT 600

Obra del diseñador Dante Giacosa, nace en Italia en 1955 el FIAT 600, un compacto utilitario con mecánica “todo atrás” que prometía a los italianos un honesto y popular medio de transporte a un país que ya sabía lo que eran los coches del pueblo con el FIAT 500 Topolino.

Dos años después, 1957, llegó a España con una historia muy distinta, aquí la automoción estaba dando sus primeros pasos, y FIAT tenía ya por aquel entonces un largo listado de vehículos fabricados desde 1899, pero para SEAT suponía el segundo modelo presentado para la marca, que se alejaba mucho de los exclusivos 1400.

Los primeros SEAT 600 tenían un pequeño motor de 633 centímetros cúbicos que desarrollaba 18 caballos, quizá algo escasos, pero más que suficientes para desenvolverse por entramados urbanos y una verdadera mejora cuando se compara con la peculiar malgama de microcoches que dominaban las calles de la España de 1957, y a los que el 600 sentenció definitivamente.

De estos primigenios 600 hubo tres series distintas, la primera fue la Serie A, caracterizada por la carencia de topes en los paragolpes, la segunda fue la Serie B, con topes en el paragolpes y la tercera, Serie C, que incorporaba un filtro de aire seco, que difería de los anteriores que traían uno bañado en aceite. De estos primeros 600 fabricados entre 1957 y 1963 se fabricaron más de 100.000 unidades y había una larga lista de espera para adquirir uno de estos coches de 65.000 pesetas, por lo que se cotizaban más los coches usados que los nuevos, para salvar la larga espera, u otra solución era pagar 5.000 pesetas más por un descapotable y acortar algo el tiempo de entrega. A pesar de las diferencias el denominador común de estas primeras versiones era su nombre, SEAT 600, motivo por el que, con la segunda versión bien diferenciada del modelo, el 600 D, estos coches se comenzaron a denominar como 600 N o Normal, para distinguirlos.

En 1963 aparece el D, que incrementaba la cilindrada hasta los 767 centímetros cúbicos, una mejora muy notable en el comportamiento del vehículo al dotarlo de mayor potencia. Con esta versión apareció una de las más curiosas del 600, el 800 de cuatro puertas carrozado. En cuanto a la estética este 600 se distinguía fácilmente por pasar de albergar los intermitentes y luces de posición debajo de las ópticas delanteras en lugar de posicionarse sobre las aletas.

En 1966 aparece una segunda serie del 600 D, que actualiza el modelo con nuevos paragolpes, ópticas delanteras, llantas, tapacubos y otra serie de características más.

Para 1969 aparece el 600 E, mecánicamente idéntico al D, pero como mayor diferencia presentaba unas puertas de aperturas normal que pusieron fin a las icónicas puertas “mirabragas” suicidas. Otras diferencias son ópticas de mayor tamaño, bigotera o derivabrisas en las puertas.

Ya para 1972 aparece la cuarta y última versión, el 600 L, de mayor potencia y que equipaba mejoras como alternador, luneta térmica, techo tapizado, o detalles como el salpicadero forrado en vinilo. Para desgracia del modelo, cuando llegó la versión final se presentaba el modelo que representaría lo mismo que el 600 fue para los microcoches 16 años antes, el 127, que con su configuración “todo delante” se convirtió en el próximo SEAT más popular, destronando a los 133 y 850 que intentaron sobrevivir con el “todo atrás”, que jamás ocuparon el puesto del 600, que nació príncipe y murió rey, con una envidiable descendencia de casi 800.000 cochecitos.

Javier “Javillac” Ramiro Requena

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