Madrid, 8 de enero de 2021, tras días de avisos por parte de los medios de comunicación se avecina una nevada histórica, el día anterior ya habían caído unos copos en la capital, que dejaron una estampa invernal y alegre que mucha gente aprovechó para disfrutar como niños, pues la nieve para los madrileños es un fenómeno que se reserva solamente para las altas cotas de la sierra, por lo que poder contemplar la jungla de asfalto cubierta de un manto blanco despierta la curiosidad de hasta el más urbanita.

Finalmente llega el viernes día 8 y en esta ocasión los pronósticos no eran erróneos, efectivamente nevó, y la nevada pilló a muchos conductores en el trayecto a casa tras salir del trabajo, y sus mentes estaban ocupadas por ese sofá y esa mantita que les estaba esperando en casa y que los iba a acompañar durante el fin de semana a sobrellevar las gélidas temperaturas. Pero la nieve iba en aumento y cada vez era más difícil avanzar, hasta que muchos tuvieron que detener sus vehículos en mitad de las autopistas y pensar “bueno, ya dejará de nevar”, algo que no ocurrió hasta que todo quedó cubierto por un espesor de nieve de hasta medio metro en algunos puntos de Madrid.

Ante esta situación y a pesar de la anticipación de “Filomena”, la falta de medios llevó a este panorama, en el cual miles de vehículos de todo tipo se vieron obligados a ser abandonados a su suerte en mitad de la vía pública, pues llegó un momento en el que dos piernas eran más efectivas que cuatro ruedas.

Por un momento todos los vehículos eran igual de inservibles, pues a la mañana siguiente, coches de todas las marcas y modelos aparecieron rendidos en la nieve, incapaces de llevar a sus propietarios a su destino. Pero entre todo el caos existía una raza de automóvil dispuesta a tomar las calles desiertas, los todoterreno 4X4, esos mismos vehículos tan vapuleados por la administración pública y las homologaciones, y que en esta ocasión fueron los encargados de organizar un poco el desastre generalizado, pues los servicios públicos eran incapaces de cumplir con sus labores.

En las calles desiertas de mi barrio, entre los árboles caídos y los autobuses abandonados los únicos coches que vi pasar fueron un Opel Frontera, un Toyota 4-Runner y un Land Rover Discovery, mientras que un SUV, no diré la marca porque considero que todas son igual de culpables, intentaba salir marcha atrás de la cuesta de su garaje de manera torpe fallando en cada uno de sus intentos.

Por este motivo muchos se dieron cuenta de que estos 4X4 son mucho más que robustos e imponentes, son vehículos capaces de avanzar grácilmente por cualquier tipo de camino más allá del asfalto, los creados por la naturaleza. Así pues, cuando la naturaleza se cierne sobre las ciudades en forma de precipitación nevada y nos arrebata de las carreteras, estos vehículos se han ganado el respeto de todas aquellas personas que tanto les criticaban, y por parte de un servidor solo puedo agradecer el bien que están haciendo por mantener con vida a una ciudad como Madrid que se encuentra paralizada por la nieve.

Javier “Javillac” Ramiro Requena

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