Un día como hoy, 29 de enero de 1886, un ingeniero alemán, Carl Benz, llevó al registro de patentes una invención que había elaborado el año anterior, un vehículo impulsado por un motor de gasolina al cual le fue asignado la patente número 37.435 del gobierno alemán. El invento en cuestión era un automóvil de tres ruedas, de chasis tubular, un motor de un solo cilindro y 958 centímetros cúbicos que producían 0,8 caballos de potencia y una velocidad máxima de 16 kilómetros hora.

Nadie lo sabía entonces, y, a pesar de que hubo intentos anteriores de hacer un automóvil, Benz había creado el primer automóvil práctico de la historia, al que llamó el Benz Patent-Motorwagen, todo esto fue posible gracias a la creatividad del ingeniero alemán, que para el desarrollo de su vehículo empleó una larga lista de inventos que había desarrollado previamente, como el carburador, las bujías, la palanca de cambios, el embrague, o el radiador de agua para refrigerar el vehículo.

En aquella época Alemania era un Imperio en el que Otto Von Bismark era el canciller, y la máquina más moderna en el mundo del transporte terrestre era la locomotora de vapor, que había sido inventada a principios del S.XIX y que pronto se convirtió en un símbolo de la revolución industrial y de modernidad. Sin embargo, en el transporte individual lo único que había disponible en las ciudades europeas era el carro o carruaje de caballos, y que apenas habían sufrido cambios desde hacía siglos.

Es por esto que cuando Bertha Benz, esposa del ingeniero, tomó prestado el invento para un viaje de Mannhein a Pforzheim en 1888, debió causar un verdadero espectáculo allá por donde pasaba, ya que el ver a una mujer y sus hijos circulando a bordo de un medio de transporte no impulsado por caballos por medio de núcleos de población debió hacer que más de uno se pensase que era un acto de brujería, y en cierto modo lo fue, pues en aquel primer viaje de 106 kilómetros en automóvil se creó una afición que más de un siglo después nos tiene embrujados a muchos, la de conducir.

De este primer automóvil se desarrollaron 25 unidades entre 1886 y 1893, y pronto el coche fue ganando popularidad por todo el mundo, con cientos de marcas surgiendo en los primeros años de la era motorizada, y relegando así a segundo plano a las riendas y al caballo. En España no tuvimos nuestro primer automóvil nacional hasta 1889, cuando Francisco Bonet, empresario textil catalán, patentó un vehículo de tres ruedas con el que dejaba boquiabiertos a los habitantes de Barcelona. Sin embargo, este pionero del automóvil en España no tuvo la misma suerte que Benz y su proyecto fracasó, y a día de hoy se pueden contemplar una unidad del coche de Bonet junto a un Benz Patent-Motorwagen en el Museo de Historia del Automóvil de Salamanca (MHAS).

Carl Benz falleció en 1929 y pudo contemplar en lo que se convirtió la marca que él había creado, Bertha Benz, su esposa vivió hasta 1944, y probablemente sonreiría al ver los Mercedes-Benz 540K de los años 30 al recordar que ese espectacular coche portaba el mismo apellido que aquel que ella condujo en el génesis del automovilismo. Quién le iba a decir a este matrimonio en lo que se iba a convertir Mercedes-Benz, una marca prestigiosa, respetada por hacer coches lujosos, seguros, confortables, y a la vanguardia de la técnica, con ese mismo espíritu con el que Carl y Bertha Benz tenían hace ya 135 años.

Javier “Javillac” Ramiro Requena

En este vídeo elaborado por la marca Mercedes-Benz se cuenta cómo fue aquel viaje en el Benz Patent-Motorwagen en agosto de 1888.

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