Si hay un vehículo que representa a España y a su historia ese es el SEAT 600, el pequeño utilitario presentado en 1957 que con un precio de 65.000 pesetas dio a las familias de la época un medio en el que viajar por aquel país de angostas carreteras nacionales. Tan famoso y querido es el pelotilla que desde su cese de producción en 1973 solamente se han sucedido los homenajes de todo tipo que recuerdan con cariño a tan carismático vehículo. Se le han dedicado libros, canciones, e incluso monumentos. Hay rotondas con un el SEAT 600 como pieza central en localidades como Fuengirola, Churriana de la Vega o Martos.

En el caso del 600 su fama se debe al gran número de unidades fabricadas, casi 800.000 entre 1957 y 1973, haciendo que este coche se ganase el mote cariñoso de “ombligo”, pues todos los españoles tenían uno, o los que no lo tenían recuerdan alguna anécdota con alguno.

Por otro lado, un vehículo menos recordado, pero mucho más deseado por coleccionistas por su pedigrí deportivo es el Alpine de Renault, que se fabricó en Valladolid en la planta de FASA Renault a partir de los años 60, convirtiéndose en el vehículo más exótico del panorama nacional en la España de aquellos años. Una estatua dedicada a un Alpine A110 se puede encontrar en Orense, como homenaje a Estanislao Reverter y Antonio Coleman, que pasaron a la historia del deporte del Rally en nuestro país como los padres del “Alpinche”, un Alpine A110 con mecánica de Porsche 911 R, creando uno de los coches de competición más icónicos en España.

Hasta ahora los vehículos homenajeados son recordados por haber sido fieles corceles de la clase media o por haber sido laureados en los podios y deseados por los aficionados al deporte del motor. Pero el último coche español en sumarse a los homenajes monumentales es uno que, si bien no es tan recordado por el público por su carácter industrial como los ejemplos previamente citados, no deja de ser menos importante.

Hablamos del Land Rover Santana, un vehículo de diseño británico que fue fabricado bajo licencia en Linares, Jaén entre los años 1958 y 1994, y que dotó de gran importancia industrial a una zona principalmente agrícola, en una época, además, finales de los años 50, en la que el sector del automóvil en España empezaba a despegar lentamente.

Estos todoterrenos de origen británico no tardaron en distinguirse de los producidos en Reino Unido, pues los Santana jienenses contaban con variantes, versiones y equipamiento que se adecuaban a los gustos y necesidades de los españoles de aquel momento.

Así pues, en Linares, lugar donde nacieron estos 4X4 un Land Rover que se encontraba abandonado en el parque de bomberos de la localidad, ha sido restaurado para coronar una rotonda entre el Paseo de Linarejos y la Avendia Primero de Mayo. La iniciativa de rendir tributo al Land Rover viene de un vecino aficionado a la marca llamado Juan Navarro.

A diferencia de los ejemplos citados previamente, este homenaje al Santana no ha sido a título póstumo, pues los 600, que dejaron de fabricarse en 1973, fueron desapareciendo de uso diario con los años y a día de hoy es difícil encontrar uno trabajando duro. Lo mismo ocurre con el Alpine y con Estanislao Reverter, su famoso Alpinche desapareció para volver a ser restaurado, años después de que su artífice falleciese.

Sin embargo, con el Land Rover Santana, a pesar de que su fabricación acabó en 1994, es aún muy común encontrarse con uno de estos 4X4 dando servicio en los terrenos y situaciones más difíciles en cualquier punto de la geografía española. Especialmente en su tierra natal en Jaén, donde décadas después, estos coches se siguen viendo cada mañana para nutrir a todo un país de uno de sus productos estrella, la aceituna, y que incluso después del fin de la fabricación, los agricultores jienenses han seguido prefiriendo los Land Rover Defender británicos por su fiabilidad y robustez.

Sin ninguna duda, es todo un logro para este incansable vehículo el ser reconocido en un monumento como una parte importante de la historia de Linares, quizá un primer paso para que estos todoterrenos se empiecen a valorar más dentro de nuestras fronteras que en el extranjero, donde decenas de estos vehículos están emigrando en los últimos años.

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