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Un 15 de marzo de 1961 se presentaba una de las obras maestras de la historia de la automoción, el Jaguar E-Type, un modelo que sentó las bases de lo que un Jaguar deportivo debía ser, combinando una bella carrocería con la mecánica que la marca había perfeccionado en competición.
El coche desarrollado estaba disponible en dos carrocerías, coupé y cabrio de dos plazas, a la que posteriormente se añadió una versión de batalla alargada que permitía al coche convertirse en un Gran Turismo de 2+2 plazas.
El Jaguar E-Type fue uno de los muchos coches británicos que convirtieron a la isla en un país en el que, a pesar de la mala climatología, los coupés y los descapotables proliferaron. El motivo era que tras la Segunda Guerra Mundial el país había quedado devastado por los bombardeos alemanes y a lo largo de la década de los 50 dependió de los deportivos como medio de supervivencia de la industria del automóvil británico, encontrando en América un importante mercado al que exportar sus modelos más prestigiosos.
El E-Type, o XKE, como se denominó en América, llegó con la recién iniciada década con gran éxito internacional, que, junto al Mini, los Beatles y los Rolling Stones se convirtieron en verdaderos iconos culturales, símbolo de la invasión británica de los 60.
El coche tenía unas formas tan inusuales como bellas, el morro era muy alargado y el habitáculo ocupaba la mitad posterior del vehículo, dando una posición de conducción bastante peculiar al ir sentado tras un capó tan largo.
Las prestaciones del E-Type lo convirtieron en algo más que una cara bonita, la primera serie montaba un motor de 6 cilindros en línea de 3,8 litros doble árbol de levas en cabeza que desarrollaba 265 caballos y permitía al coche impulsarse de 0 a 100 en 6,7 y alcanzar una velocidad máxima de 246 kilómetros hora. Para 1964 apareció la segunda versión del E-Type y la cilindrada incrementó a los 4,2 litros, pero esto no produjo una alteración notable en las prestaciones del vehículo. Finalmente, en 1971, coincidiendo con el décimo aniversario de presentación del modelo, apareció la tercera y última versión del E-type, con un motor V-12 de 5,3 litros que hacían que el coche pasase 0 a 100 en 6,4 segundos, pero se redujese algo su velocidad máxima. Cabe añadir que en esta versión los modelos americanos recibieron unos paragolpes desmesurados (como mandaba la normativa para coches importados) que rompían con las armoniosas líneas del vehículo.
Finalmente, el vehículo fue todo un éxito, teniendo en cuenta que se trataba de un exótico deportivo. Del E-Type se fabricaron 79.817 unidades en 14 años de producción, y consolidaron a la marca como una fábrica capaz de elaborar vehículos capaces de dominar los circuitos, pero también dotar de glamour a los garajes más exclusivos, siendo algunos de los propietarios más notorios de este coche Steve McQueen, George Harrison, Grace Kelly o Frank Sinatra. Aunque quizá el mayor triunfo que se le puede atribuir al E-Type fue el piropo que recibió del propio Enzo Ferrari en la propia presentación del modelo, al que calificó como “el automóvil más bello jamás fabricado”, algo que ha conseguido que este coche tenga el estatus de verdadera obra de arte, pues desde 1996 el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), tiene expuesto un E-Type de primera serie en sus instalaciones. Pero, más allá de los reconocimientos y exposiciones, lo más sorprendente de este buque insignia británico es que, 60 años después de su nacimiento, el impacto que causa este coche al verlo rodar por las calles sigue siendo el mismo, y eso es un título del que pocos vehículos pueden presumir.
Javier “Javillac” Ramiro Requena
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